Mis carnales, a continuación se pueden chutar una historia bastante maciza en donde una viejita con rosario en mano, fue más efectiva y potente que la fuerza y poco cerebro de 2 microbuseros con poco sentido común y mucho estrés, tomen aciento que hay les voy:
Era un jueves por la mañana, yo, como todos los días, viajaba en el sistema de transporte público del DeFectuoso, eso sí iba sentadito como todo un chingón leyendo mi Diario Record... La cosa es que ya saben, todo ordinario, nada fuera de lo común, hasta que en una curva muy cerrada un hambriado simio que manejaba una unidad igual que en la que yo merengues viajaba se nos cerró buscando ganar un pinche pasaje de 3 pesos con 50 centavos, poniendo en riesgo a no menos de 50 cristianos que nos dirigiamos a hacer girar los engranes para que avance este país... La cosa es que el chofer que manejaba el camión onde yo venía se sintió provocado por ese simio y tons le metió fondo a su acelerador y fue, digámoslo de alguna manera, a cazar al simio del otro camión... Mientras eso pasaba yo seguía hojeando mi periódico leyendo no se que pepinos, hasta que de repente se escuchó un ruido extraño... Justo en ese momento se comenzó a oler por todo nuestro camión un cierto aroma a incertidumbe mezclado con temor, (que suplió por un momento ese aroma a chancla de hule que tienen los camiones) ya que el simio, que al principio se no cerró valiéndole madres nuestras vidas, se le volvió a cerrar a nuestro chofer, acto seguido detuvo su nave y se bajo de su unidad para dirigirse a nuestra unidad con un bate en la mano y con cara de "Te voy a partir tu madre"... tons más de uno dijimos: Se van a armar los putazos... Yo la neta andaba medio neuras, porque ya taba medio atrasado pa llegar a mi trabajo, cosa que para ese momento no le importaba a nadie, porque toda la atención se centraba en las demandas del simio hacia nuestro chofer: "Me pagas mi retrovisor o te rompo el tuyo"... La expectación crecía al esperar una respuesta valiente de nuestro chofer, la cual fue: "Pues rómpelo"...
Era un jueves por la mañana, yo, como todos los días, viajaba en el sistema de transporte público del DeFectuoso, eso sí iba sentadito como todo un chingón leyendo mi Diario Record... La cosa es que ya saben, todo ordinario, nada fuera de lo común, hasta que en una curva muy cerrada un hambriado simio que manejaba una unidad igual que en la que yo merengues viajaba se nos cerró buscando ganar un pinche pasaje de 3 pesos con 50 centavos, poniendo en riesgo a no menos de 50 cristianos que nos dirigiamos a hacer girar los engranes para que avance este país... La cosa es que el chofer que manejaba el camión onde yo venía se sintió provocado por ese simio y tons le metió fondo a su acelerador y fue, digámoslo de alguna manera, a cazar al simio del otro camión... Mientras eso pasaba yo seguía hojeando mi periódico leyendo no se que pepinos, hasta que de repente se escuchó un ruido extraño... Justo en ese momento se comenzó a oler por todo nuestro camión un cierto aroma a incertidumbe mezclado con temor, (que suplió por un momento ese aroma a chancla de hule que tienen los camiones) ya que el simio, que al principio se no cerró valiéndole madres nuestras vidas, se le volvió a cerrar a nuestro chofer, acto seguido detuvo su nave y se bajo de su unidad para dirigirse a nuestra unidad con un bate en la mano y con cara de "Te voy a partir tu madre"... tons más de uno dijimos: Se van a armar los putazos... Yo la neta andaba medio neuras, porque ya taba medio atrasado pa llegar a mi trabajo, cosa que para ese momento no le importaba a nadie, porque toda la atención se centraba en las demandas del simio hacia nuestro chofer: "Me pagas mi retrovisor o te rompo el tuyo"... La expectación crecía al esperar una respuesta valiente de nuestro chofer, la cual fue: "Pues rómpelo"...
En medio del desencanto por saber que un PUTO manejaba nuestra unidad el simio dijo: "Págamelo o nos rompemos la madre"... Eso ya calienta, y como en un juego de tenis todos al mismo tiempo volteamos a ver a nuestro chofer, digo, ya lo están amenzadando merol... Nuestro chofer dijo: "No te pago"...Sin siquiera mirar a los ojos al simio, reforzando la teoría que era un PUTO nuestro chofer... La cosa se estaba poniendo color de hormiga, hasta que su amigo el papayas con aires de Super Barrio me decidí a pararme y me dirigí al simio, le dije: ¿Cuánto vale el retrovisor pinche simio hijo de puta madre?, (lo de pinche simio hijo de puta madre, no se lo dije, pero lo pensé, que es peor)... El simio me dice: "son 80 pesos", y mi chof, el PUTO, dice, "te doy 20"... en lo que el simio hacía que su cerebro se percatara que para satisfacer su demanda hacían falta 60 pesos, yo merengues aproveche para mirar mi cartera y con un billetón parar el pedo... pero jijos, cual fue mi sorpresa que no tenía más que puros papelitos y cero billetes... tons dije: Se van a armar los putazos... Para ese entonces el cerebro del simio le mando un impulso nervioso a sus manos y empezó muy amenazante a mover su bate como buscando la choya de mi chof, exacto, EL PUTO... todos nos preparabamos para lo peor hasta que una señora digna representante de la tercera edad comenzó a rezar dentro del camión... Imaginen la escena, el simio y mi chof, EL PUTO, discutían sobre el pago del retrovisor, yo me aflijía el saberme sin un varo, los gritos de dos que tres reventadores en los asientos traseros eran: "Ya partanse la madre... pero hasta la base"... La tensión seguía. la doña rezaba cada vez más fuerte, la cabeza de mi chof comenzaba a ser el objetivo preciso del bate del simio, yo seguía sin un varo... Hasta que la doña rezadora dijo: "yo le pago jóven, pero no se vayan a pelear, no me gusta ver a los hombres pelear"... La señora comenzó a sacar su dinerito y los dos chof, el simio y el PUTO a la voz de: "no madre como cree, no madre, así dejelo", apoyados por otros pasajeros que decían: "no, no pague madre, déjelos que se agarren a putazos"... La doña rezadora seguía juntando sus pocos pesos, el simio algo apenado se bajo de la unidad con la cara de la derrota, al ser doblegado por la fé y la buena voluntad de la señora, mi chof, EL PUTO, volvió a respirar y sus testículos regresaron a su lugar, no así su hombría, la señora rezadora se sentó tranquila y fue el foco de admiración de todos los pasajeros, yo namás regrese a mi lugar con más pena que gloria, abrí de nuez mi Record y pensé: La Fé mueve montañas... Incluyendo microbueros...
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