domingo, 28 de noviembre de 2010

Historias de la patada, yo fútbolista. PARTE II

Es correcto, debido a la groseras demandas de e-milios pidiendo más frustrantes historias de mi pasado pambolero, pues hay les van otra tercia de penosas experiencias, que si le voy sumando nos da material como para armar otro guión de "El chanfle, del nuevo milenio", dicho lo dicho me arranco con  la primera.

1.-"La delgada línea entre un equipo de fútbol y el Circo Atayde": Así es, cuates, uno de los equipos en lo que más me identifiqué fueron las fuerzas básicas del León, aquí en el DF, y la neta me sentía uno más porque todos eran igual de malos pal fútbol que yo, el ambiente era digno de un equipo como el nuestro, antes de cada entrenamiento, de forma religiosa, teníamos como tarea recoger las piedras, vidrios, perros muertos, llantas o cualquier objeto extraño que contaminara nuestra cancha de entrenamiento, para así evitar el incómodo vidrio enterrado en la planta del pie que se metía con singular alegría y facilidad al calzado, ya muy gastado, de los compañeros.

Ese tan sólo era una de los penosos factores que rodeaban nuestro gris entorno de todos los días, aunque nadie ponía "peros" porque siempre nos doraban la píldora con el discurso de que un día "los buscadores de talento del Club León nos iban a visitar"... ese día JAMÁS LLEGÓ!!!! (quizás porque en ese equipo había de todo, menos talento)

En fin, la rutina de todos los días se transformó un viernes, porque el calendario marcaba una visita a Metepec, para jugar contra las fuerza básicas del Toluca, más de uno empezó a sudar con la noticia, y no por el rival en turno, si no por el precio del pasaje que representaba casi casi vender un riñón para cubrir tan "costoso" viaje, eso era una verdadera pena, porque nuestra principal estrella "el Palmita" estaba más roto que un calcetín, así que el panorama 24 horas antes del juego empezaba a lucir complicado, de hecho terminó en una insufrible pesadilla.

Al otro día, sábado por la mañana, uno a uno llegábamos al punto de encuentro: Metro Taxqueña, todos esperabamos al "profe" para que nos guiára en tan oscuro panorama, pero ni el pinche profe tuvo para el pasaje a Toluca y prefirió mandar en su lugar a un mamarracho que cuando se presentó con nosotros como el encargado técnico del equipo nos distrajeron dos cosas: su pants rojo brilloso extra corrientes y sus bocados de panquesitos de chocolate que salían disparados de su boca mientras se presentaba, una verdadera lágrima.

Para esos momentos la mentalidad triunfadora del equipo era inexistente, de entrada más de uno estaba preocupado en pagar de regreso el varo que le prestaron para el viaje, otros estaban concentrados en rendir a más de 3000 metros de altura con tan solo un tamal verde y un atole de cajeta que traían en la panza y la cereza del pastel, la nota de color que borró por completo nuestra dignidad como jugadores le dió nuestro técnico suplente, al pedir voz en cuello una singular petición al operador del camión foraneo: "Namás no me les vaya a poner películas porno a mi muchachos, si no, me van a llegar bien chaquetos al partido"... El sonoro mensaje hubíese pasado como un chascarrillo al interior del equipo, pero cuando compartes el camión con otros 40 pasajeros ajenos al Club León FC, resulta bastante penoso.

En fin, llegamos a Metepec, de entrada nos impresionó que ibamos a jugar en una cancha con pasto, ¡ adiós a los vidrios, piedras y mocos llenos de polvo !, segundo fue ver la llegada de los tolucos impecablemente uniformados con maletas del equipo al hombro, nosotros lo más que traíamos al hombro era un compañero, el del tamal y atole en la panza, que no aguantó el viaje y para caminar era ayudado por medio equipo para que no se desvaneciera en pleno terreno de juego y causar más pena ajena, bueno, más de la que ya veníamos acumulando.

El partido comenzó, los del Toluca parecía máquinas, su respiración iba perfectamente coordinada con sus desbordes, todos unos atletas, nosotros, pa acabarla de amolar jugamos de entrada con 9, porque la flaca economía nos pasó factura e impidió que empezaramos completos tan importante partido, no sé cuál de todas nuestras penurias nos hizo sufrir más: la falta de varo, la falta de entrenamiento, la falta de nuestro "profe", la falta de hielo para los lesionados (por cierto, en una jugada en la que un compa nuestro cayó como sapo contra el pasto, fue el doctor del Toluca el que lo regresó a la realidad con algunos sofisticados aparatos médicos, supliendo así las obsoletas y cavernícolas cachetas que aplicaba nuestro técnico suplente al enclenque compañero en desgracia para que regresara en sí) les decía, no sé que nos fregó el ánimo, pero al final cada quien sacó sus conclusiones del marcador: Fuerzas básicas del Toluca 20 - Fuerzas básicas del León 1 (y en claro fuera de lugar)


Sin duda un viaje a la tierra del chorizo que nos dejó llenos de dudas, y entre esas dudas saltó la principal: ¿en dónde pitos estaba nuestro técnico suplente? muy fácil, el muy cabrón se fue por su lado dejándonos a nuestra suerte sin dinero, sin dignidad y con una losa de 20 goles a nuestras espaldas, es correcto, cuando el barco se hunde los primeros en abandonarlos son las ratas... Y los técnicos suplentes.


2.- ¡Bosque de Tlalpan, tenemos un problema! ¿me escuchan?.- En el itinerario del H.H Fuezas básicas del Club León estaba marcado dejar nuestra cancha de pasto árabe (pura pinche tierra) para ir a correr al bosque de Tlalpan, para mí escuchar "Bosque de Tlalpan" me resultaba ajeno, porque esos no eran mis rumbos, pero por si las flais justo ese día me tomé mi licuado con harto plátano, nuéz y emulsión de Scott para aguantar la corrida, de entrada salíamos de la rutina, o sea que la cosa pintaba bien...

Ya con el equipo completo el profe dio la indicación de empezar a trotar; sin pedos, es como caminar pero más rápido, la cosa parecía pan comido, además me estaba llenando de oxígeno puro y fresco, todos empezamos en un grupo compacto, como siempre los chingones que eran "El Palmita" y nuestro portero "Comizzo" iban hasta enfrente, yo empecé atrás de ellos, a los diez minutos iba en medio, a los 40 minutos era de los últimos y pasadita la hora ya no veía a nadie, parece ficción pero lo tengo que decir: ¡ me perdí !... Pinche bosque está más grande que la lista rechazados en la UNAM.

La neta por un momento sí quería llorar, pero la pura pena de "haberme perdido en un bosque de la ciudad"  me hacía seguir "corriendo" entre piedras, pasto, ramas y tierra, pero me cae que namás corría en círculo a lo puro menso porque no veía a nadie alrededor, eramos tan sólo yo, mi cuerpo sin alma y aliento, una bola de pajaritos y harto silencio...

Un verdadero drama que se vió finalizado por el buen Comizzo que me encontró, dos horas después de que había terminado el entremamiento, yo como pendejo seguía corriendo haciendo la finta, pero para ese momento TODO EL EQUIPO sabía que un baboso se había perdido, y ese baboso era yo.


3.- "Mi amiga la pared".- En los partidos que tenía la oportunidad de jugar siempre que había saque de banda hacía como que la vírgen me hablaba o pedía una naranjita para refrescarme, la cosa era no hacer el mentado saque de banda, porque la neta NO SABÍA HACERLO, eso de sacar los hombros, tomar impulso y no levantar los talones parace fácil, pero para alguien que es disléxico como yo es una misión imposible.

El punto es que mi inoperancia para realizar un saque de banda quedó al desnudo cuando la bola cruzó la línea, y sin compañeros cerca para realizar el saque y con la premura por empatar el partido, pues me vi obligado a ejecutar tan titánico movimiento, obvio, no lo pude hacer, el árbitro marcó mal saque, técnicamente regalé el balón al equipo contrario, los del equipo contrario aprovecharon una de mis 400 debilidades con ese saque de manos, armaron la jugada y lo demás es historia, una derrota más gracias a mi flaca coordinación motríz.

La penosa y amarga experiencia de no saber realizar un ordinario e inofensivo saque de banda rebasó los 90 minutos de ese juego y se extendió hasta el entrenamiento del lunes, cuando mi técnico puso a todo el equipo a calentar alrededor del campo, menos a mí, a mí me llevó enfrente de una pared, me dió un balón y me puso a realizar saques de banda en contra de la pared, hasta que aprendiera, ya imaginarán la estampa: todos corriendo y yo, como baboso, echando el balón contra la pared, una verdadera vergoña!!!!!

Mis carnales, nos leémos en la próxima y ya saben: zapatero a tus zapatos, y si del cielo te caen limones, limítate a hacer limonadas, y no generen más y penosas Historias de la patada, he dicho, saludos!!!!